Las historias familiares, los mejores cuentos para nuestros hijos
Beiladas – así se llaman en aragonés las largas tardes alrededor del fuego, las tardes de contar historias, leyendas y cuentos, muchas de ellas protagonizadas por nuestros antepasados.
Cada nación, etnia y comunidad tiene un nombre para estos momentos, cuando el legado cultural, familiar de cada tribu pasa de generación en generación. A los niños se les cuentan cuentos mientras conocen sus raíces, las historias familiares. En la cultura cristiana el día de los muertos era la fecha en la que los protagonistas y sus vivencias pasaban de generación en generación.
Somos las madres, padres, abuelos y tios los responsables de contar y preguntar por estas historias, lo mismo que los llevamos al cine o les leemos un libro, somos nosotros los que podemos mantener esta historia oral y ayudaremos a que ellos hagan lo mismo…
¿Cuándo dejamos de contar las historias familiares? ¿Y por qué nuestros hijos no saben historia?
¿Porque recurrimos solamente a los libros escritos por otros? ¿Las historias de princesas y superhéroes? ¿Porque las niñas de todos los países conocen la historia de Elsa, de Frozen pero no la historia de su bisabuela?
En Navidades me di cuenta que mi hija tampoco conoce ninguna historia… Me di cuenta en la comida de Navidad en el pueblo cuando encendimos el fuego y empezamos a hablar de la familia.
Hablamos del tío abuelo que emigró a Cuba, o del bisabuelo que se fue andando desde las Cinco Villas a Francia, con su mujer y su bebé recién nacido huyendo de la guerra.
También me acordé del abuelo húngaro periodista, actor, director del teatro local, quién compaginaba su vida de agricultor con su pasión por la cultura.
Apenas preguntamos y son tantas las historias fantásticas propias del guión de una buena película que se esconden en nuestras familias que creo que todos deberíamos hacer el esfuerzo de preguntar y seguir con esa tradición oral que en muchas familias cortó la televisión y que esperan escondidas que algún nieto las descubra dentro de un baúl de recuerdos.
Los héroes de Disney o Marvel frente a los héroes familiares
Muchas niñas y niños no saben que su abuelo o la bisabuela vivieron y protagonizaron guerras mundiales, civiles, viajes fantásticos o emigraciones increibles. Cuentan historias que les dan un marco para entender mejor el mundo en el que viven.
Solo unos pocos de los héroes de cualquier cuento que se nombraron esa tarde en familia, quedaron muchos en el tintero… Tantas y tantas historias no contadas, que se van perdiendo si las dejamos caer en el olvido pero que si poco a poco vamos recuperando irán avanzando y creciendo con cada generación.
Contar historias y cuentos cada día es una de las partes de la crianza natural de nuestra hija que poco a poco hemos sabido valorar y que esperamos por turnos antes de ir a dormir. Es verdad que siempre leemos, pero al apagar la luz nuestra hija nos pide un «cuento de cabeza», hemos inventado muchos, pero ahora se nos abre una nueva oportunidad que no vamos a desperdiciar.
Pensamos que mi hija con cuatro años es pequeñita y no lo entenderá, ya le contaremos todo cuando sea mayor… Pero, al echar la vista atrás a mi adolescencia, más tarde ya no le interesarán estas historias viejas, si no forman parte de su memoria desde pequeña. Y cuando de adulta, como me pasa a mí, empieza a preguntar, ya los bisabuelos no están para ayudarnos a conocer el legado familiar.
Crianza y educación natural de nuestros hijos
También me he dado cuenta que con tanta tele se nos olvida como contar bien una historia… Como ser un buen narrador. Como convertir la tía abuela María en heroína, como mantener la atención de los oyentes, y como respetar al narrador con un poco de silencio.
Si hay niños presentes y queremos mantener su atención se puede “traducir” la historia y convertirla en un cuento. Donde hay unos personajes principales, con nombre, su descripción, características y empezar a hilvanar la historia sin derroteros por aquí o por ahí. Ser claros, agrandar algunos hechos y describir algún paisaje según la edad mínima de los oyentes. Darle la magia que merece nuestra historia, nuestros orígenes.
Para que años después nuestros hijos lo cuenten a los suyos y los nietos a los bisnietos…
Con un poco de suerte dentro de unos cuantos años a lo mejor nuestras vidas forman parte de un cuento….Erase una vez tu historia….
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