Hoy es una de esas tardes de Domingo lluviosas de otoño que antaño solían parecerme melancólicas y que desde la llegada de Mara se han convertido en la estrella de la semana.
Cuando el día se va recortando y llegan los primeros fríos el cuerpo como si de un oso se tratase comienza a aletargarse y poco a poco comienza su pequeño proceso de hibernación. Sigue leyendo