Cada año en la temporada de verano vemos como los accidentes de montaña se incrementan y pasan a las portadas de muchos medios de comunicación. Las causas de los accidentes son casi tan variadas como la de las personas accidentadas, pero es bien cierto que hay una serie de comportamientos que se repiten y es importante incidir sobre ellos. Carlos Marco nos da los siguientes consejos:
Llevo desde su inicio trabajando en la campaña de seguridad en montaña que se realiza en Aragón llamada Montaña Segura, soy guía de montaña y he trabajado muchos años como pisteur- socorrista.
Se ha afrontado el tema de la seguridad desde frentes muy diversos, pero es ahora que soy papá cuando me gustaría incidir en la educación y en como educamos en el riesgo a nuestros hijos.
Como no nos cansamos de repetir en la montaña como en tantas otras facetas de nuestra vida, el riesgo cero no existe, y es en la gestión de este riesgo donde debemos poner todos nuestros esfuerzos.
Cuando salimos con peques debemos cuidar especialmente nuestros comportamientos, ya que como sabemos son autenticas esponjas e imitadores natos. De este modo podremos formarles prestando atención a nuestros hábitos, destacando y promoviendo las buenas actitudes.
Planificar la actividad
Para empezar podemos planificar la actividad con ellos, que conozcan el mapa, los símbolos, la brújula. Nunca hay que olvidar como ya comentamos, que para ellos todo es un juego y debemos jugar según su nivel. Con mi hija de dos años, poner un folio junto al mapa y dibujar las tres cosas más importantes que veremos ya es divertido y al siguiente día querrá encontrar cada cosa. Con los chavales más mayores aprender a realizar el perfil de la actividad o crear un waypoint donde encontraremos agua será mucho más interesante.
Preparar la mochila juntos
Antes de salir preparar la mochila juntos, seleccionando y repartiendo cosas comunes, mirar un parte meterológico y explicárselo, o calcular la cantidad de agua en función del recorrido.
Nuestro equipamiento básico van a querer imitarlo en la medida de sus posibilidades, así llevar mochila , protección solar, chubasquero y algo de agua y comida se convertirá en un hábito, y más si hacemos siempre que podamos uso de ellos para que vean su utilidad.
Muy obvio pero hay que mencionarlo, la importancia de llevar calzado adecuado para la actividad. No nos cansamos de repetirlo, tanto para niños como adultos es algo básico pero aún vemos chanclas y sandalias en la montaña…
Jugar
Jugar con el mapa en los desvíos confusos, y aprender a observar las señales que nos deja la naturaleza son oportunidades que no debemos desaprovechar y de las que seguro también nosotros aprendemos.
Podemos parar en los restos de un alud invernal para comprender su fuerza y las causas que los desencadenan. Al cruzar un barranco mostrar la altura a la que puede llegar el agua tras una lluvia intensa y el deshielo, o ante un árbol fulminado por un rayo comprender como actuar ante una tormenta eléctrica.
El juego no consiste en atemorizar a los niños, sino en aprovechar nuestras salidas para que poco a poco se familiaricen con los riesgos específicos y aprendan a gestionarlos.
Es muy importante situarse al nivel de cada uno, y por supuesto no es lo mismo afrontar este tema con un bebe de uno o dos años, que con un niño de cuatro, cinco o seis años. Pero lo que si es seguro es que desde el principio nos imitan como método de aprendizaje, así que siempre debemos cuidar nuestro equipamiento y actos.
Nuestra actitud también es muy importante, sin prisas ni objetivos desmesurados conseguiremos que les encante ir de excursión y salir a la naturaleza. Si nos notan tranquilos y se divierten con nosotros cada vez que hacemos una excursión, ellos cada vez participarán más y marcarán nuevos objetivos comunes.
La seguridad en montaña puede ser una faceta divertida y emocionante de la que todos deberíamos participar.
¿qué más cosas se te ocurren para fomentar la seguridad en montaña de los más peques?